Gran article sobre l'estat de la cultura i les biblioteques en el qual es pregunta com podem fomentar i augmentar el nivell cultural, intel·lectual... dels joves i animar a la lectura sí, l'espai on passen més hores durant el dia, l'escola i/o institut, no disposa de les eines necessàries per fer-ho. Com es pot aconseguir si no es lluita per la creació d'espais com la biblioteca escolar???
EL PAÍS - Cultura - 16-05-2005
La Feria del Libro de Bolonia es el certamen más importante del mundo en sugénero, los libros infantiles y juveniles. Es, además, uno de los másbellos, por su significado y por su objetivo. Reúne cada año, a mediados deabril, las novedades que se hacen y difunden por todo el mundo y abarcatodos los géneros -literatura, humor, información...-, y allí están tambiénsus creadores y sus editores. La globalización muestra en el recinto ferialde la hermosa ciudad italiana uno de sus mejores rostros: la creatividad ydiversidad de oferta de información y de lectura, envuelta en una estéticaque evoluciona bastante, pues no en balde se alimenta de muchas fuentes. Haytendencias y modas, por supuesto, pues los éxitos y los libros de mayorcalidad se contratan y viajan de unos países a otros, y no sólo HarryPotter. Pero la diversidad es grande porque son muchos los creadores y muy fuerte labúsqueda de obras nuevas, de fórmulas más afinadas de captar el interés y elgusto de las generaciones más jóvenes, las más vinculadas a la dinámica delcambio aunque sólo sea por razones biológicas.
La edición de este año tenía el atractivo añadido de que España era el paísinvitado de honor, y desde la Dirección General del Libro del Ministerio deCultura este reto se resolvió bien, con exposiciones de muy buena calidad,la de ilustradores y creadores gráficos, la de ediciones históricas delQuijote para niños y jóvenes, una excelente y estimulante (para la lectura,para la escritura) conferencia de Arturo Pérez-Reverte, que es una figuramuy leída y popular también en Italia, y el papel activo de nuestraseditoriales especializadas, que dieron el buen tono que tiene hoy nuestraedición para niños y jóvenes.La visión de ese escenario refuerza alguna convicción. La primera es que nohay nada mejor que los libros para cultivar la sensibilidad, para alimentarla inteligencia, para suministrar informaciones de interés, a niños yjóvenes, más allá de los conocimientos básicos sujetos a los cambiantesplanes de estudio. La otra convicción que se refuerza es que actualmente hayen el mundo una oferta de un extraordinario interés. Afortunadamente, no sonlas manifestaciones de la cultura-espectáculo las únicas que crecen ennuestra sociedad. Hay expresiones de la cultura, como ésta que venimoscomentando, que circulan por cauces alejados de los focos del espectáculo yla actualidad, que curiosamente gozan de gran vitalidad. Y no se preocupenglobalizadores y antiglobalizadores, pues los flujos comerciales yeconómicos de la edición -por ejemplo, con un notable incremento en Boloniade la oferta de los países asiáticos- no merman la novedad ni la diversidad.Vitalidad y fuerza en la creación y la oferta conviven con un acceso muylimitado por parte de sus destinatarios, niños y jóvenes. En España los buenos libros de información y literatura sólo llegan y alimentan a unsector minoritario, y eso nos lleva a una antigua preocupación, también vivay actual, lamentablemente. Los padres que tienen esta inquietud y sepreocupan de que sus hijos sean ilustrados no son pocos, desde luego, pero constituyen un porcentaje pequeño.
¿Qué sucede entonces con esta oferta cultural? Pues básicamente que no está donde debiera, ni mucho menos en laproporción en que razonablemente debiera estar. Porque si los centros deenseñanza, esa red que acoge a la totalidad de la población desde los cuatroa los 16 años en nuestro país, tenían que dejar de ser lugares donde seimpartiera solamente instrucción y conocimientos básicos, para aspirar a darla formación integral que los tiempos demandan, no se entiende el olvido delas bibliotecas escolares como pieza esencial en esa estrategia.Si un país aspira a que la cultura y el cultivo de los más jóvenes llegue atodos, tiene que comprometerse con una oferta formativa rica a través de los centros de enseñanza. ¿Será la calidad educativa que se proclama algo muydistinto de eso?
Es curioso que una de las más viejas aportaciones de lomejor de nuestra tradición pedagógica, como fue la Institución Libre de Enseñanza, que centraba buena parte de su tarea formativa en la biblioteca escolar, haya sido tan larga y permanentemente ignorada. Se entiende,lamentablemente, que las escuelas tras la guerra civil fueran tan pobres, enrecursos y en apertura de horizontes formativos. Pero que tras treinta años de democracia, y más de veinte de plena escolarización, aún arrastremos esacarencia, es tan grave como sorprendente.Quizá sea porque las bibliotecas escolares ni son polémicas ni constituyenuna modernidad que deslumbre, por lo que ni las reclaman con fuerza desde lacomunidad educativa ni los políticos pueden lucirse con su incorporación.Pero los que viajan a Finlandia, convertida en una especie de Eldorado delos buenos resultados educativos por parte de los estudios PISA, comienzanla visita a cualquiera de sus escuelas o colegios por la biblioteca,verdadero centro de la actividad formativa. Y es que una oferta deinformación y lectura ricas, unidas a la dinámica de su uso y explotaciónformativa, constituyen la más poderosa palanca de calidad y éxitoeducativos. Ése sí que es un programa sugestivo y necesario, a la altura delos tiempos, y no el préstamo de libros de texto de segunda mano. Si levantara la cabeza don Francisco Giner de los Ríos.
Article publicat a la llista de distribució BESCOLAR per Jose Antonio Camacho Espinosa.